Hoy podemos decir que la pandemia ya nos ha enseñado algunas cosas. ¡Quién nos iba a decir que echaríamos de menos ir a la oficina! Es verdad que trabajar desde casa tiene ventajas: hay quien encuentra que puede ser mas productivo o que ahorra tiempo, incluido dinero, de los desplazamientos que ya no tiene que hacer. Pero no todo el mundo opina así, algunos Empieza a echar de menos trabajar en la oficina.

Algunos datos avalan esta afirmación y es que, según un estudio de la consultora CBRE, El 80% de quienes se encuentran actualmente teletrabajando quieren volver a la oficina, al menos 3 días a la semana.

Si no estás en la oficina estás desconectado

Estas son algunas de las quejas que se cogen en estudios y que forman parte, invariablemente de las conversaciones entre familiares y amigos cuando cumple un año de la pandemia cuando muchas empresas recurrieron a enviar a sus empleados a trabajar desde casa.

En la modalidad de teletrabajo, se resentirá información que es producida por canales informales. No sabemos hasta qué punto es cuantificable, pero quien no pasa por la oficina con regularidad siente que no está al corriente sobre el día a día en la empresa. A veces incluso puedes sentirte aislado. Esto empieza a ocurrirle a muchos trabajadores. Al margen de que puedan estar conectados via chat, tener acceso el flujo de informacion no formal que se produce en una oficina sirve para sentirse parte de un lugar.

Si no estás en la oficina estás desconectado

En las oficinas ocurren que la comunicación es bastante fluida. Te acercas a dar alguna indicación, a aclarar algo de una manera ágil a través de la palabra. Sin embargo, si estás teletrabajando necesitas utilizar una aplicación online para comunicarte. Cada cosa que antes se resolvía con una pequeña charla ahora obliga a un uso constante de los sistemas de mensajería, el correo electrónico o las videoconferencias manidas. Las dificultades que entraña la comunicación por escrito frente a la oralidad hacen que la comunicación seaa menos fluida y se acusó a sí mismo de fatiga mental y visual por una gran exposición a las pantallas.

El reconocimiento del trabajo bien hecho queda reducido a una tabla con resultados

Un elemento que puede pasarse por alto pero que está marcando la diferencia en la autopercepción del desempeño está ahí. falta de un sistema de recompensas en persona cuando se trabaja de forma remota. Quienes teletrabajan a menudo reciben indicadores impersonales de desempeño. Parece que su importancia es menor pero la palmadita en la espalda constitutiva un gesto de reconocimiento entre personas muy valioso sobre las propias competencias. Por otro lado, la importancia de los compañeros es fundamental para la salud emocional. En interacción con otras personas con las que se tiene un buen trato es un gran modulador del estrés y, en general, supone un apoyo en una dura jornada.

También hay que señalar el aumento de las dolencias corporales. Agravan las lesiones derivadas del trabajo con pantallas como ellas trastornos musculoesqueléticos clasicos del oficinista. En los centros de trabajo el mobiliaria suele estar adaptado a las particularidades del trabajo de oficina. Sin embargo, en casa, las sillas no suelen ser ergonómicas, las mesas no están la altura adecuada o la pantalla que se se no tiene un tamaño que permita la atención de la salud visual.

Los horarios se vuelven liquidos y la jornada se alarga

Otro de los fenómenos que está provocando que se eche de menos ir a la oficina es el extensión de la jornada laboral. Cuando hay un lugar de trabajo diferenciado del de descanso al terminar la jornada se cierra el ordenador y hasta la mañana siguiente puedes disponiendo de tu tiempo de ocio, descanso y el resto de responsabilidades. Es conocido que trabajar desde casa trastoca los horarios. Tener tan a mano la herramienta de trabajo se puede convertir en un elemento de para presión seguir trabajando si algo no se ha terminado por falta de tiempo.

Una de las quejas más comunes es él. nivel de sedentarismo al que nos estamos habituando. Ir a trabajar implica moverse, asumiendo una rutina de higiene personal. Ir del trabajo al gimnasio, salir a desayunar, actividades que dejan de hacerse si se trabaja desde casa. También se siente la sociabilidad ya que se límite a la interacción con persona en espacios diferentes a la oficina o el vecindario como los trabajadores del transporte publico o el staff de restauración donde llegarás.