Algunas de las más sugerentes utopías sobre el futuro hablan de mundos en los que los trabajos más forzados ocupan una pequeña parte, o ninguna muchas veces, del tiempo de sus habitantes. Las máquinas hacen que las tareas sean más tediosas, duras y repetitivas mientras los humanos se dedican a ellas actividades que tienen que ver con la creatividad o la investigacion. Sin embargo, la realidad parece ir en el sentido contrario. En 2016, cerca de 479 millones de personas en el mundo (9% de la población mundial) trabajaba más de 55 horas a la semana, según estimaciones de la OMS y la OIT (Organización Internacional del Trabajo). Él peligro de morir por enfermedades cardiovasculares aumenta considerablemente en este grupo de trabajadores.
Las muertes por enfermedades cardiovasculares aumentaron un 29%
Por primera vez veo a la OMS y la OIT colaborando en un estudio que relaciona la salud con el trabajo. Cargas mundiales, regionales y nacionales de cardiopatía isquémica y accidente cerebrovascular atribuibles a la exposición a largas horas de trabajo para 194 países, 2000-2016 es el nombre de la publicacion y se se una estudio transversal que analiza el impacto que tiene sobre la mortalidad prematura por cardiopatía afrontar jornadas laborales largas, esto es, de más de horas semanales.
La investigación asegura algo preocupante y es que las jornadas laborales largas aumentan las muertes por ictus o por enfermedad cardiovascular en un 29% del año 2000 al 2016. En este período, las muertes por infarto aumentaron en un 42% entre las personas que trabajan más de 55 horas en comparación con las que trabajan entre 35 y 40 horas por semana. Para los accidentes cerebrovasculares, entre los que tenían exceso de trabajo aumentó en un 19%.
El estrés y las respuestas al estrés como causas principales
El estudio aporta dos causas principales por las que se producen estas muertes: en un principio obedecen al alto nivel de estrés que se genera en muchas horas y que se puede desencadenar desregulación funcional del sistema cardiovascular. La segunda es accesible a las respuestas en nuestro comportamiento ante el estres: mayor consumo de alcohol y tabaco, dieta poco saludable, sedentarismo o alteración del sueño.
Otro de los hallazgos del estudio tiene que ver con tres variables: el género del trabajador, el tiempo durante el que se se sumen estas superjornadas y con la zona geográfica. El 72% de las muertes asociadas a una exposición prolongada en el tiempo de largas jornadas laborales son hombres. Por otro lado, mantener es ritmo de trabajo a lo largo de los años aumenta el riego, las personas que trabajaban más de 55 horas entre los 45 y los 74 años se veían especialmente afectadas por enfermedades del corazón entre los 60 y los 79 años. Por último, las regiones del mundo donde se producen con mayor frecuencia muertes causadas por enfermedades cardiovasculares se encuentran en el Pacífico occidental y en el sur de Asia.
La peligrosa tendencia que alarga las jornadas laborales
En Japón lo saben bien. La lealtad que sienten los japoneses hacia el trabajo es similar a la que profesan a la familia. Este gran respeto por el deber en lo laboral puede llevar a realizar jornadas extenuantes y poner por encima el compromiso con la empresa sobre la propia salud. En los casos más extremos deriva en el peor desenlace o karoshi, palabra en japonés para nombrar esta causa de muerte. Desde los años 80 del siglo pasado, el gobierno japonés ha estado tratando de combatir este fenómeno.
De forma inquietante es exceso comienza a extenderse a lo largo y ancho del planeta. Él teletrabajo y las nuevas formas de Horas de trabajo flexibles junto al aumento de la temporalidad y el trabajo autónomo está generando una peligrosa tendencia a trabajar muchas horas. Otra de las causas que contribuyen a extender y afianzar esta practica es la incertidumbre en los empleos generada por la actual crisis sanitaria, según advierten desde la OIT.